Aprovechando estos últimos días de temporada de pesca de truchas, planificamos una salida flash de pesca de truchas en la VI Región, junto a Fer y Jorge, lo que para mi fue casi un pequeño homenaje a la nostalgia y a los paisajes de la infancia donde acostumbrábamos pasear con mis padres. La idea era soltar la mano, desconectarnos de todo y reencontrarnos con un río que al menos yo no visitaba desde que era niño.
La aventura comenzó temprano, con la primera luz del día. Nuestro objetivo era llegar al río alrededor de las 8 am, y el viaje fue un verdadero regalo para el alma. Recorrimos caminos que conservan ese aire de pueblo detenido en el tiempo, donde las fachadas antiguas y los árboles frondosos narran historias de otras décadas. A medida que ascendíamos, la vegetación se volvía protagonista y los colores otoñales pintaban el paisaje de amarillos, naranjas y rojos intensos.
Ya en el lugar de estacionamiento, nos vestimos de pescadores, abrigados para enfrentar el frío de la mañana. Pero el sonido del río, la energía viva de la naturaleza y la promesa de sentir nuevamente una trucha al otro lado de la línea bastaban para calentar el corazón.
Los “niños” —Mía y Angus— eran, como siempre, los más felices. Corrían a nuestro alrededor, libres y eufóricos, recordándonos que para ellos, estas salidas son simplemente el mejor panorama posible.
El río que nos esperaba era pequeño, de esos que invitan a la exploración cuidadosa. La mayoría de sus estructuras habían sido creadas por manos humanas, probablemente utilizadas en verano como piscinas naturales para el baño. Aunque personalmente prefiero los ríos más salvajes, debo admitir que estas modificaciones parecían haber beneficiado el ecosistema: la población de truchas lucía sana y activa.
Al enfrentarme al río, observando su caudal moderado y la poca profundidad en algunos tramos, opté por usar un tándem de ninfa y seca. Monté una mosca corcho como seca y un perdigón gasolina como ninfa, confiando en que esta combinación me permitiría cubrir bien distintas capas de agua.
No pasó mucho tiempo antes de lograr mi primera captura. El perdigón, arrastrado de manera natural gracias a la acción de la seca, fue demasiado tentador para una combativa trucha que no tardó en tomarlo. Desde ahí, los piques se sucedieron uno tras otro, transformando la jornada en una sucesión de sonrisas, corridas y pequeñas batallas bajo la corriente.
La combinación de seca y ninfa resultó ser una elección perfecta para este pequeño río, que me regaló una jornada inolvidable con un total de 18 capturas. La mayoría de las truchas rondaban entre los 10 y 15 centímetros, pequeñas pero combativas, ideales para soltar la mano y disfrutar.
Sin embargo, el momento más especial llegó cuando me topé con quien, sin duda, debía ser la reina del río: una trucha que, a ojo, medía más de 30 centímetros. Me regaló una hermosa pelea en un posón profundo al borde del cerro. Lamentablemente, llevaba el chinguillo en la mochila y, en el apuro mientras Fer venía a asistirme, se soltó justo antes de asegurarla 🥹🥹🥹.
No quedó registro fotográfico ni testigo, pero sí el recuerdo de esa intensa batalla y la alegría de saber que todavía quedan peces de buen porte en este pequeño río, que seguramente enfrenta duros desafíos durante las épocas estivales.
De todos modos, Fer logró una hermosa captura que esta vez si logramos fotografiar
También tengo la foto de la única trucha que finalmente atacó la mosca seca, estaba tranquilamente detrás de una piedra tomando bichitos en la superficie. Fue la única que vi tomando arriba y fue muy lindo verla tomar mi mosca con tanta seguridad.
Fue una linda jornada de pesca de truchas en la VI Región. Una de esas donde no solo pescas peces, sino también recuerdos. Donde cada trucha capturada es una anécdota, y cada remanso del río guarda un instante de felicidad compartida.
Me da tanta risa ver a Mía esperando que algo pique!!… 😂😂😂😂
Hoy, más que nunca, reafirmo que la pesca de truchas es mucho más que capturas: es reencontrarse con la naturaleza, con los amigos, y también con uno mismo.
Gracias Fer por las fotos!!
Mía de vuelta en estado de zombi…jejejeje….
Toto
